Curaduría

A todos aquellos navegantes
argonautas de un país en ruinas
desaparecidos en diversas travesías,
varias,
que un día emprendieron navegaciones
de inciertos desenlaces.

- Cristina Peri Rossi.

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El destierro puede ser entendido como una experiencia que va más allá del desplazamiento geográfico, y que implica una ruptura con la propia identidad, la propia cultura y la propia historia. El poeta palestino Mahmoud Darwish lo escribió diciendo: “El exilio es más que una condición geográfica. Es una condición existencial”. Pues aún peor que ser expulsado del hogar es ser expulsado de un.x mism.x.

Sin embargo, ‘las cenizas son polen’, escribía el joven poeta Novalis, porque todo incendio conlleva en su núcleo algo que podrá eventualmente reaparecer. Es por eso que esta muestra pretende ser un espacio de encuentro para los portadores de cenizas, una invitación para reparar la tierra y el tejido desde el arte. No la misma tierra por supuesto, lejana a la mano a pesar de ser tangible en la memoria. Una tierra distinta, una que se escoge y crea a partir de la resiliencia y la imaginación.

La galería multimedia se ofrece como una encrucijada de historias que vienen desde multiples polos. En esta exposición se presentan las obras de artistas de diferentes disciplinas que han experimentado personalmente o en su entorno el desplazamiento forzado y el exilio, ya sea por motivos políticos, sociales, económicos o culturales. Sus obras reflejan la diversidad de sus orígenes, sus trayectorias y sus visiones, pero también comparten una sensibilidad común por el tema del destierro y la búsqueda de identidad.

Y en la medida en que el tejido artístico construye una red de apoyos e historias, se extiende un suelo diferente para el desterrado. La obra artistica se convierte en un ladrillo simbólico de la casa para los que están fuera de casa. Este espacio virtual y físico es, al final, una invitación a reconstruir-nos con las manos en la obra.

La reflexión artística, sin duda, nos lleva encontrarnos con nosotr.x.s mism.x.s. como un espejo en el que dejamos entrever las extremas y ordinarias facetas de la existencia. Y es allí donde el tejido artístico ayuda a suturar las profundas heridas que deja la vida permitiéndonos compartir y sostenernos mutuamente.

Así, a través de pinturas, ilustraciones, fotografías, instalaciones, vídeos, bordados y performances, l.x.s artistas nos muestran sus vivencias, sus recuerdos, sus sueños y esperanzas. Nos invitan a reflexionar sobre las causas y las consecuencias del exilio y/o el desplazamiento forzado, sobre los desafíos y las oportunidades que supone la doble no-pertenencia, sobre el dolor y la alegría que implica partir e incluso retornar. Nos interpelan sobre nuestro propio lugar en el mundo, sobre nuestra responsabilidad y nuestra solidaridad con l.x.s que sufren el destierro.

Finalmente esta exposición es también un pequeño homenaje a l.x.s artistas exiliad.x.s y a todos los que han tenido que dejar su hogar por fuerza mayor. Es también una celebración de la creatividad, la resistencia y la transformación que el arte puede generar en situaciones adversas. Es, en definitiva, una propuesta para acercarnos al otro y a nosotros mismos desde el respeto y la empatía, y comprender que el exilio nos ha arrastrado a otra tierra.

Y que para los desterrados nuestra nueva patria es el arte.

Felipe Bueno